Nos esse quasi nanos, gigantium humeris insidentes, ut possimus plura eis et remotiora videre, non utique proprii visus acumine, aut eminentia corporis, sed quia in altum subvenimur et extollimur magnitudine gigantea.
(Bernardus Carnotensis)

viernes, 5 de noviembre de 2010

ANGELICA LAETUM SUBLIMATUR CRUCE OVETUM

Hoy acababa el congreso de heráldica -sólo unas "jornadas" en realidad- que me ha servido de excusa para venir unos días a la Villa y Corte. En realidad, no habría mucho más que contar y habría sido como un día final de congreso como tantos otros, con la exposición de conclusiones, el entierro del hacha de guerra por parte de los ponentes de cada bando hasta el siguiente congreso, despedidas e intercambios de algún que otro e-mail, conferencia de clausura de un invitado estelar generalmente extranjero y pastiche político por cualquier tipo de autoridad completamente ajena y ausente durante el desarrollo de la misma. Nada de todo eso ha faltado, por supuesto, pero hoy algo ha cambiado para mí en eso que llaman la labra de un futuro: hoy me acuesto ya como un individuo que ha participado como ponente en un congreso relativamente importante y tiene una publicación en unas actas que, hasta dentro de unos meses o incluso años, estarán en prensa.
Ciertamente, no me siento diferente, pero parece ser que así debe de ser. La verdad es que los nervios estuvieron presentes en todo momento, y eso que la inmensa mayoría de los amigos a que dije lo que iba a pasar afortunadamente tuvieron que ausentarse por diferentes causas y colaboraron a tranquilizarme. De todos modos, gracias a eso que en Asturias resulta tan conocido como es la Cruz de los Ángeles he podido convencer a algún incauto para que me dejase hablar diez minutinos frente a un público especializado. Menos mal que hay todavía lunáticos. Por lo demás, gran congreso en el que, con sus más y sus menos, si no aprender mucho, si lo he pasado en grande y he retomado mi segunda relación maestro-discípulo y con condiscípulo.
El resto del día ha estado también más que bien invertido, pues he conseguido quedar con una de las personas más importantes y queridas en mi paso por la universidad -que, por cierto, podría manifestarse alguna vez en la parte de comentarios- con un rápido café, pero lo suficientemente largo para saber que le va estupendamente, más feliz que un regaliz. Y, como no hay dos sin tres, la casualidad del peatón de Madrid me ha hecho tropezar por la calle con otro gran amigo al que no atendía desde hacía tiempo, del que también me alegro mucho por lo bien que parece irle.
En definitiva, un día aprovechado.

2 comentarios:

  1. ¡Coime, un tipo feliz! Hora era la de encontrar a una persona humana que se encontrara satisfecha de lo que le pasó en sus últimas 24 horas. Felicitaciones.
    Y mis recuerdos

    ResponderEliminar
  2. Yo sigo dándole vueltas al nombre del congreso en cuestión, ¿por qué no llamarlo banderología?, así hasta los torpes como yo lo entenderíamos. Y por cierto, buscando el origen de la palabreja, encontré que pese a derivar del latín la inventó un yankee, vexicology, y del inglés se tradujo al castellano. Vueltas que da la vida...y las palabras.
    Me sumo a las felicitaciones por lo de la felicidad alcanzada.

    ResponderEliminar