Nos esse quasi nanos, gigantium humeris insidentes, ut possimus plura eis et remotiora videre, non utique proprii visus acumine, aut eminentia corporis, sed quia in altum subvenimur et extollimur magnitudine gigantea.
(Bernardus Carnotensis)

domingo, 17 de octubre de 2010

PLUVIA

Si el día de ayer era poco movido, casi igual de aventurero ha sido el de hoy. Sin embargo, hoy la jornada ha estado literalmente pasada por agua. Y es que esta tierra es lo que tiene, no está verde de milagro, y a veces le da por llover. Pero eso no ha desmejorado en nada el día, pues no sé en Sevilla, pero aquí la lluvia es una maravilla.
Claro está que las cosas aquí están previstas en todo caso para la lluvia. No me refiero ya a alcantarillado, asfaltado, construcciones y esas cosas (de eso, no hay duda, los ingenieros saben más; aunque hay que reconocer que las riadas que se forman en la Foncalada cuando llueve no son mancas), sino más bien a la gente y a cosas más nimias. Aquí, aunque el día amanezca radiante de sol, no es extraño ver que todo el mundo lleve el paraguas a mano. Generalmente se trata de un paraguas pequeño y manejable, mayoritariamente negro, pero no es tampoco raro ver a la gente llevando el típico paraguas-bastón. Además, la gabardina es sin duda la estrella de todas las temporadas por aquí, o en su defecto cualquier chubasquero (menos el modelo pescanova).  Como se ve en la foto, hasta los tendales tienen paraguas en esta tierra. En consecuencia, aquí todo tipo de locales y establecimientos tienen paragüero, como no podía ser menos, incluyendo cada clase y despacho de la facultad.
Además, una inolvidable ventaja de la lluvia, retomando las sabias enseñanzas de Monano y su banda y contraviniendo el mafaldismo más básico, es que ofrece una oportunidad inigualable para tomarse una sopa.

3 comentarios:

  1. Y la principal ventaja de esos paragüeros es que en ocasiones, nos surten a los olvidadizos. Porque con los paraguas pasa como con los bolis Bic, todo el mundo los pierde pero nadie los encuentra, y por ahí se escucha la teoría de que en realidad sólo existen 100 en todo el mundo, yendo de mano en mano.

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  2. De eso no hay ninguna duda, y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Yo creo que el puesto entero de paraguas que hay en el Fontán los días de mercado no se surte de mayoristas, sino de paragüeros de todo el territorio. ¿Quién sabe?

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  3. A mi siempre me hallamado mucho la atención lo de esta Villa y Corte: Inopinadamente empiezan a caer algunas gotas y la calle se llena de paraguas. ¿Dónde los llevaban hasta entonces? ¿Ocultos en las perneras del pantalón? Pues no andan como los heridos de guerra, asi que tampoco. A veces pienso que aqui han conseguido un híbrido de paraguas y mechero.
    ¡Ocasión de oro para lo de la sopa, si!

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