Nos esse quasi nanos, gigantium humeris insidentes, ut possimus plura eis et remotiora videre, non utique proprii visus acumine, aut eminentia corporis, sed quia in altum subvenimur et extollimur magnitudine gigantea.
(Bernardus Carnotensis)

viernes, 8 de octubre de 2010

AVE COLOR, VINI CLARI!

Uno de estos días, uno de los ponentes del congreso señalaba que toda reunión científica que se precie de serlo ha de llevar un considerable retraso sobre el horario previsto. La verdad es que de una u otra manera ya llevo yo unos cuantos congresos, jornadas, simposios y etcéteras varios sobre mis espaldas y, aunque esto no sea argumento de autoridad, puedo añadir al aforismo que todo congreso que se precie ha de conseguir que los asistentes -entre el menú (o menús) previstos y el hecho de pasarse una semana sentados escuchando al ponente de turno- lleguen a su lugar de origen con mucho nuevo conocimiento y con mucho más alimento. Además, tengo también comprobado que cuanto más cerca de la organización te sitúas, más "sabio" vuelves a casa.
Respecto al conocimiento hablaremos otro día, que hay mucho y muy bueno; pero respecto a lo otro recuerdo noches de bodegas en congresos en Navarra, pantagruélicas cenas de cursos en Ávila, aperitivos cual comidas en tierras leonesas, desayunos de hobbit en cuarteles militares... y ahora puedo añadir que Avilés acaba de ocupar el primer puesto. Aquí las cosas se han hecho bien y en el propio horario está prevista cada día la entrada tras el cafetín de desayuno, un café a las once para recuperar, una visita cultural  a la villa antes de comer que siempre acaba bajo uno de los soportales con un cosechero bajo el brazo, un tiempo más que merecido para comer con calma -y vaya comidas, siempre con alguien experimentado y del claustro de profesores que no se cortan un pelo a la hora de engullir- una comida de café, copa y (algunos) puro. De hecho, hasta se han tomado la molestia de poner después de comer las ponencias más prescindibles para poder tener una digestión a gusto. Lo malo es que incluso hay desaprensivos que al acabar hablan de tomar la merienda o el vermut de media tarde.
Desde luego, mañana acabamos en Avilés y la verdad es que da un poco de pena. Pero tampoco mucha, que la gente nos seguiremos reuniendo en el ya menos gastronómico seminario del departamento cada tarde, pero sobre todo porque mañana dejamos por unos días la Corte, que disfruten de la ciclogénesis que les espera.

3 comentarios:

  1. Hace unos días hablaba con unos amigos taiwaneses sobre qué era lo más importante en la vida de los españoles, le explicaba que yo creía que la comida, parece que me das la razón. Luego me acordé del fútbol y me hizo dudar.

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  2. Yo diría que mas que la comida a secas nos gusta la "buena mesa"en "buena compañia".El besín del día

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  3. También la sobremesa, creo que ningún otro país del mundo tiene sobremesa (ni aperitivos de seis horas como aquel día en los Buga)

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