Nos esse quasi nanos, gigantium humeris insidentes, ut possimus plura eis et remotiora videre, non utique proprii visus acumine, aut eminentia corporis, sed quia in altum subvenimur et extollimur magnitudine gigantea.
(Bernardus Carnotensis)

lunes, 20 de diciembre de 2010

FINIBUS SCRIPSI

Tras más de una semana de silencio, en la que -por qué no decirlo- me alegro por las quejas que se han levantado y que indican que aún quedan incautos que echan una ojeada por aquí de vez en cuando, por fin los señores de Silly-con Valley han dejado de festejar lo que sea que estuvieran celebrando y se han dignado a permitirme el acceso a mi propia cuenta de Google. O eso, o la CIA me ha considerado un peligroso secuaz de Wikileaks al que mejor mantener en silencio.
Pero esta vez he de confesar que pudieron conmigo, porque llegó un momento en que me cansé de escribir y guardar, así que habrá un hueco de una semana en esta bitácora electrónica, porque pienso resumir estos ocho días de silencio en la entrada de hoy.
La semana comenzó en Madrid con una licenciatura oficialmente estrenada entre los cinco de casa y un señor de verde que estaba sentado en el salón, y acaba hoy a quinientos kilómetros de allí -ya en la Corte- con uno de cinco por aquí y ese mismo señor hoy vestido de azul. Ha sido una semana de mil y un cosas, un no parar entre la recogida de recuerdos entre risas y familia; un nuevo plan de pelis y chino de los Fantastic Four (con una baja técnica justificada) en que se llegó a la conclusión de que aunque los remakes con adolescentes que muestran más que la pantorrilla, estrellas como Grace Kelly no pasan de moda; una serie de útiles ayudas por casa y gestiones inútiles fuera de ella; el santo de la 6 de 17; 500 km de autopista analizando la interesante grafía de cada uno de los carteles y camiones que aparecían ante nuestros ojos; la vuelta a dormir solo y la recuperación de las ventanitas aún cerradas en la ausencia; negociaciones con profesores-amigos y el director para hacer papeles que igual no sirven para nada pero que ya van quedando muy bonitos; las ya religiosas visitas a mi amiga la máquina de microfilms y la primera experiencia real y en solitario a un archivo de verdad; un nuevo partido de viernes en que sorprendentemente me tocoó elegir y, evidentemente, perdimos; gestiones postales para ayudar a tranquilizar a quien anda en otras longitudes; un par de cenas de Navidad de diferente calaña (entre el Telepizza y las andaricas hay una sensible diferencia) pero con muy buen ambiente y risas ya sea con mi torpeza con los videojuegos o con la de otros con el Tabú; y para terminar visita desde casa con la ya tradicional y magnífica fondue previo paso por el Tartiere que conviene de nuevo olvidar.
Para todo eso da una semana, pero espero que valga con el resumen y desde ahora me deje Mr. Blogger seguir aburriéndoos ya con una frecuencia diaria.

1 comentario:

  1. Por fin las quejas han surtido efecto!!!. Andate con ojo porque igual uno de los cables de wikileaks termina por ahi cerca de tu casa.

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