Un día, si cabe, más aburrido que los normalmente reseñados. Ayer no funcionó una vez más el dichoso script pero al parecer sí la censura bloguera. Lo que pasa es que tampoco puedo tirar mucho de los recuerdos de ayer, porque quitando el consabido partido de los viernes -pedazo encuentro en que salió de todo y el equipo de los segundones le dimos un baño (19-6) al de los primeros- y una brevísima visita a la aldea por una confusión con los horarios de tren de Lugo de Llanera tras el encuentro, no hubo mucho que contar en el ritmo que llevo entre papeles y pergaminos, unos con compulsa y otros sin ella. Con la empanada que llevo encima igual acabo por ir al registro general del Principado a solicitar las becas con un privilegio rodado de Alfonso X.

Lo único, aficionándome al cine casual de la televisión, hoy al cenar he pescado una vieja gloria blanquinegresca que también me trae grandes recuerdos: Testigo de cargo, con esa difícilmente atractiva alemana que esta vez no canta el Lili Marlen.